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El sector primario demanda precios justos “para poder seguir alimentando a la sociedad”

David Salvador

 

Una ganadera, una mariscadora y una agricultora reclaman en FéminAs mejoras para el sector primario, “porque si seguimos así podemos desaparecer, y después todos lloraremos”.

Tres mujeres del sector primario han alzado la voz este miércoles en FéminAs en defensa de sus profesiones, de su género, del modo de vida rural y del medio ambiente. Eran la ganadera Lucía Velasco, la mariscadora Rita Míguez y la agricultora Eva Sañudo quienes esgrimían argumentos y daban razones con conocimiento de causa. La periodista asturiana Jessica Puga moderaba una charla que finalizaba con un grito de advertencia: “El medio ambiente, la naturaleza, el mar… está casi en un punto de no retorno. Actuemos”.

Empezaba la charla reflexionando sobre lo rural, sobre las ventajas y desventajas de vivir en el campo. Las tres defendían el modelo pero también pedían mejoras: “Los urbanitas ven ahora más cerca el campo y natural. El Covid en este caso ha beneficiado la tendencia, pero sigue habiendo desiguales respeto a lo urbano”, explicaba Míguez. “A la mujer del medio rural le faltan necesidades básicas pero tiene más calidad de vida. Aquí se concilia mejor. Solo tenemos que conseguir que la gente venga y los jóvenes no se vayan, y eso se consigue con mejoras en las carreteras, en los servicios y en las conexiones de Internet y luz”, reclamaba Velasco. Defendían el campo y bendecían a los que se atreven a cambar la ciudad por el pueblo pero pedían respeto: “Los que vienen tienen que respetar las tradiciones y las costumbres locales. Es admirable que vengan y emprendan pero tienen que adaptarse”, reclamaba Sañudo.

Llegaban las palabras mayores, el reconocimiento del sector primario. Aquí las tres volvían a converger en la petición: “Necesitamos que se pague un precio justo”. Si no, añadía también la agricultora cántabra, “se acabará el sector primario y entonces la gente llorará”. Velasco, al frente de una explotación ganadera trashumante en Asturias, ejemplificaba porqués: “A veces pagan tan poco que prefiero dejar las terneras en el prado. No se nos valora como toca, y si el sector primario se acaba, el país se muere. A día de hoy, los ganaderos que estamos aguantando somos héroes, porque por lo que nos pagan es mejor dejar el campo y trabajar en una oficina por 800€. Lo están consiguiendo”. “Sin precios justos, es imposible retener a la gente en lo rural. Es el principio de la cadena”, cantaban al unísono.

Mujer y sector primario. La petición por unos precios dignos era general para todo el sector, la que seguía también debería serlo: “No queremos nada especial, solo que se valore a la mujer y que prevalezca su talento”, razonaba Velasco a cerca de la dupla mujer y sector primario. Le seguía su colega gallega, una Míguez que es también patrona mayor de Arcade (Pontevedra). “El sector de la pesca está muy masculinizado, y ser patrona me costó. Nadie iba a ninguna reunión y en mi primera reunión fueron todos. Se burlaban un poco y no me dejaban hablar pero fue ir trabajando y convergir todos en nuestro amor por el amor”. 

Las reclamaciones estaban hechas y los discursos claros. Faltaba la advertencia final en defensa del medio ambiente: “Los modelos de producción se tienen que cambiar. Estamos casi en un punto de no retorno”, alertaba Sañudo. Un punto en el que unos mares limpios y sanos son esenciales: “Lo de los plásticos en el mar no tiene nombre”. No lo tiene. 

 

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