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Latinoamérica, tierra de mujeres
Pamela Villagra, periodista gastronómica y fundadora de Gastromujeres Colombia, se sube al pódium de FeminAs.
Nos ha hablado de cuán importante es la figura femenina en Latinoamérica y de cómo vehicular discurso y acciones para derribar la brecha de género actual.
La gastronomía comporta un universo enorme con un gran impacto en la sociedad, lo que la convierte en una eficaz arma de transformación. Y si el papel de la mujer ha sido relevante en diversas disciplinas, en gastronomía no ha sido diferente, aunque al igual en el resto, haya permanecido oculto, en la mayoría de ocasiones, tras la figura masculina. “Tenemos que hablar de brecha de género sin miedo, y considerar que cuando ponemos a la mujer en la gastronomía lo hacemos de una forma negativa, siempre como una lucha reivindicativa. Creo que debemos hablar en positivo, de los valiosas que somos, hablar de talento, de lo que aportamos hombres y mujeres a la sociedad en su conjunto, pero no podemos desconocer que las mujeres sufren discriminación”, afirma Pamela Villagra.
La periodista destaca que esa discriminación tiene la particularidad de que es la única que no está representada por una minoría ya que el 51% de la población mundial es femenina. Según, Villagra, el entorno rural, que en Latinoamérica representa el 20%, es donde más discriminación existe. Y paradójicamente, es donde más relevante y mayoritario es el papel de la mujer. “En lo indígena, el 90% del alimento que se produce es para consumo local y está producido en huertas familiares campesinas. Huertas que son dirigidas por mujeres indígenas. Es una muestra de la potencia femenina latinoamericana”, especifica.
A modo de ejemplo, Pamela explica la historia de las mujeres del Putumayo, uno de los departamentos colombianos conocido por la producción de coca. Gracias a la labor femenina, se ha ido sustituyendo el cultivo de la droga por otros, lo que ha facilitado que se libere del narcotráfico. Han transformado una zona de conflicto de extrema pobreza en un sector turístico desde la alimentación. “Son las mujeres las que lideran este tipo de procesos”, apunta. Y añade “la mujer es la que ha facilitado la seguridad y la soberanía alimentaria, dos conceptos que en la gastronomía mundial hoy son moda. Hablamos de circularidad, de saber de dónde proceden los productos, quien lo cocina, quien lo provee… Pero las mujeres en Latinoamérica son las que han permitido que esa seguridad y soberanía alimentaria, ese arraigo cultural persista”.
Otro de los aspectos que la periodista destaca es como a pesar de que los países de Latinoamérica reflejan un índice de pobreza alto, su población no solo no ha pasado hambre sino que también ha podido estudiar gracias al papel femenino que ha conseguido valerse de su entorno para mantener a su familia.
Hay dos figuras comunes en estas tierras que demuestran este potencial femenino, las Guardianas de Semillas, que han conseguido preservar el germen del producto, y las Portadoras de Tradición, que consiguen que su legado perdure.
A pesar de la importante labor femenina, los estudios apuntan a que el 30% sufre discriminación, sobre todo en países con un desarrollo bajo. De hecho, según la Universidad Politécnica de Valencia las mujeres ganan un 25% menos en el mundo de la gastronomía.
“La alta cocina marca una pauta de la trazabilidad, de respeto social, del producto, de la soberanía y sirve de inspiración a los que se sitúan más abajo pero no llega a la base, no es la realidad. La gastronomía debe caminar en conjunto y asociativamente hacia ese camino. No nos podemos quedar en discursos románticos y de aquí tiene que salir un compromiso real para favorecer la inclusión y diversidad en las cocinas para que en un par de años más no tengamos que celebrar congresos como estos porque solo nos dedicaremos a hablar de talento”, señala rotunda Pamela.
Más allá de estos temas, uno de los problemas de Latinoamérica es la titularidad del campo. Es decir, aunque la tierra está trabajada por mujeres, existe una ley que evita que ella sean las propietarias. Tiene que constar el nombre de un hombre. Este es uno de tantos obstáculos a los que se enfrenta la mujer en su desarrollo laboral.
Toda esta amalgama de aspectos es lo que llevó a Pamela Villagra a crear GastroMujeres. Una plataforma que nace 2015 para cambiar el rumbo femenino en todos estos temas. Un rumbo que queda marcado por el discurso de Leo Espinosa cuando fue galardonada con el premio de Mejor Cocinera “como si las mujeres no pudiéramos competir en igualdad de condiciones”, apunta la periodista.
Hasta el momento han conseguido varios hitos significativos como el de instalar la idea de explicar historias femeninas en clave inspirador para construir un mundo inclusivo o crear una mesa de diálogo para favorecer la contratación de mujeres en el sector de la restauración.
“El impacto de la mujer es transformador, es amigable, no se puede hacer sin nosotras. Y nosotras sin vosotros. En diez años, esta industria ha generado unos cambios como ninguna otra. La gastronomía ha generado transformaciones y va a depender de lo que nosotros seamos capaces de hacer con estos temas, de lo que se hablará en los próximos diez años. Creo que es un deber y una necesidad poner el talento femenino al mismo nivel”.